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12 Versículos sobre la ira

En nuestra vida cotidiana estamos enojados siempre por asuntos desagradables afectando a los que nos rodean. Y más tarde, nos sentimos angustiados y arrepentidos. Aquí hemos seleccionado 12 versículos de la Biblia sobre manejo de la ira para ayudarte a controlar tus emociones y tu enojo.

Versículos de la Biblia sobre manejo de la ira

Efesios 4:26-27

Airaos, y no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo; Ni deis lugar al diablo.

Proverbios 14:17

El que presto se enoja, hará locura: Y el hombre malicioso será aborrecido.

Salmos 37:8

Déjate de la ira, y depón el enojo: No te excites en manera alguna á hacer lo malo.

Santiago 1:19-20

Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oir, tardío para hablar, tardío para airarse: Porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.

Eclesiastés 7:9

No te apresures en tu espíritu á enojarte: porque la ira en el seno de los necios reposa.

Colosenses 3:8

Mas ahora, dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, maledicencia, torpes palabras de vuestra boca.

Proverbios 15:18

El hombre iracundo mueve contiendas: Mas el que tarde se enoja, apaciguará la rencilla.

Proverbios 29:11

El necio da suelta á todo su espíritu; Mas el sabio al fin le sosiega.

Proverbios 19:11

La cordura del hombre detiene su furor; Y su honra es disimular la ofensa.

Mateo 5:22

Mas yo os digo, que cualquiera que se enojare locamente con su hermano, será culpado del juicio; y cualquiera que dijere á su hermano, Raca, será culpado del concejo; y cualquiera que dijere, Fatuo, será culpado del infierno del fuego.

1 Corintios 13:5

No es injuriosa, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa el mal.

Proverbios 15:1

LA blanda respuesta quita la ira: Mas la palabra áspera hace subir el furor.

Nota del editor:

De hecho, muchas veces sabemos que el enojo no es compatible con la voluntad de Dios, pero para proteger nuestros propios intereses, a menudo nos enfadamos involuntariamente. Cuando vamos a encolerizar a los demás, podemos pensar más sobre el motivo de nuestro enojo y la consecuencia correspondiente. De esta manera, nos ayudará efectivamente a controlar la ira y reducir la frecuencia con que nos enfadamos. También debemos orar e implorar asiduamente por este asunto para obtener la ayuda y el liderazgo de Dios, siendo así, ¡tendremos cambios poco a poco!

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