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Historia 2. Una gran montaña, un pequeño arroyo, un viento feroz y una ola gigante

Había un pequeño arroyo que serpenteaba de un lado a otro, llegando finalmente al pie de una gran montaña. Esta bloqueaba el camino del pequeño arroyo, por lo que este le pidió con su débil vocecita: “Por favor, déjame pasar. Estás en mi camino y bloqueas mi recorrido”. “¿Adónde vas?”, preguntó la montaña. “Estoy buscando mi hogar”, respondió el arroyo. “¡Vale, sigue adelante y fluye por encima de mí!”. Pero el pequeño arroyo era demasiado débil y joven, así que no había para él camino para fluir sobre tan grande montaña. Solo podía seguir fluyendo ahí, contra el pie de la montaña…

Sopló un viento feroz, trayendo con él arena y residuos hasta donde estaba la montaña. El viento le gritó a esta: “¡Déjame pasar!”. “¿A dónde vas?”, preguntó la montaña. “Quiero ir al otro lado de la montaña”, rugió el viento como respuesta. “Vale, si puedes atravesar mi cintura, ¡entonces puedes ir!”. El viento feroz sopló de una forma y de otra, pero por muy furiosamente que lo hiciera, no pudo atravesar la cintura de la montaña. El viento se cansó y se detuvo a descansar y, del otro lado de la montaña, comenzó a soplar una brisa, lo que agradó a las personas allí. Ese era el saludo de la montaña a las personas…

En la orilla, la espuma del océano golpeaba suavemente contra la costa rocosa. De repente, una ola gigante se alzó y rugió en su camino hacia la montaña. “¡Hazte a un lado!”, gritó la ola gigante. “¿A dónde vas?”, preguntó la montaña. Incapaz de detener su avance, la ola gritó: “¡Estoy expandiendo mi territorio! ¡Quiero extender los brazos!”. “Vale, si puedes pasar sobre mi cima, te dejaré seguir”. La gran ola retrocedió un poco, y después embistió otra vez contra la montaña. Pero por mucho que lo intentara, no pudo sobrepasar la cima de la montaña. La ola solo pudo retroceder lentamente de vuelta al mar…

Durante miles de años, el pequeño arroyo fluía suavemente alrededor del pie de la montaña. Siguiendo las órdenes de la montaña, el pequeño arroyo volvió a su hogar, donde se unió a un río que, a su vez, fluyó hasta el mar. Bajo el cuidado de la montaña, el pequeño arroyo nunca perdió su camino. El arroyo y la montaña se reforzaban y dependían entre sí; se fortalecían e interactuaban mutuamente y coexistían.

Durante miles de años, el viento feroz rugió, tal como era su costumbre. Seguía viniendo con frecuencia a “visitar” a la montaña, con grandes remolinos de arena dentro de sus entrañas. Amenazaba a la montaña, pero nunca atravesó su cintura. El viento y la montaña se reforzaban y dependían entre sí; se fortalecían e interactuaban mutuamente y coexistían.

Durante miles de años, la ola gigante jamás descansó y avanzó incansablemente, expandiendo su territorio en forma constante. Rugía y embestía a la montaña una y otra vez, pero esta nunca se movió una pulgada. La montaña vigilaba al mar y, de esta forma, las criaturas en el mar se multiplicaban y desarrollaban. La ola y la montaña se reforzaban y dependían entre sí; se fortalecían e interactuaban mutuamente y coexistían.

Y así termina nuestra historia. En primer lugar, decidme ¿de qué trató esta historia? Para comenzar, había una gran montaña, un pequeño arroyo, un viento feroz y una ola gigante. ¿Qué pasó en el primer pasaje con el pequeño arroyo y la gran montaña? ¿Por qué he decidido hablar sobre una montaña y un arroyo? (Bajo el cuidado de la montaña, el arroyo nunca perdió el camino. Se apoyaban entre sí). ¿Diríais que la montaña protegía u obstruía al pequeño arroyo? (Lo protegía). ¿Pero no lo obstruía? La montaña y el arroyo se cuidaban mutuamente; la montaña protegía al arroyo y también lo obstruía. La montaña protegía al arroyo mientras este se unía al río, pero también lo obstruía para evitar que fluyera por el lugar donde lo haría, lo que causaría inundaciones y desastres a las personas. ¿No es esto de lo que trata el pasaje? Al proteger al arroyo y al bloquearlo, la montaña salvaguardó los hogares de las personas. El pequeño arroyo después se unió al río al pie de la montaña y desembocó en el mar. ¿No es esta la regla que gobierna la existencia del arroyo? ¿Qué le permitió al arroyo unirse al río y al mar? ¿No fue la montaña? El arroyo confió en la protección de la montaña y en su obstrucción. ¿No es esta la idea principal? ¿Ves en esto la importancia de las montañas para el agua? ¿Tuvo Dios un propósito al hacer cada montaña, sea alta o baja? (Sí). Este breve pasaje, a partir de solo un pequeño arroyo y una gran montaña, nos permite ver el valor y el significado de la creación de Dios de estas dos cosas; también nos muestra la sabiduría y el propósito de Su gobierno sobre ellas. ¿No es así?

¿De qué se ocupa el segundo pasaje de la historia? (Un viento feroz y la gran montaña). ¿Es el viento una cosa buena? (Sí). No necesariamente, ya que en ocasiones el viento es demasiado fuerte y causa desastres. ¿Cómo te sentirías si te obligaran a soportar un viento feroz? Depende de su fuerza, ¿no? Si fuera un viento de nivel tres o cuatro, sería tolerable. Como máximo, una persona tendría problemas para mantener los ojos abiertos. Pero si el viento se hiciera más fuerte y se convirtiera en un huracán, ¿podrías soportarlo? No podrías. Así pues, es incorrecto que las personas digan que el viento siempre es bueno, o que siempre es malo, porque eso depende de su fuerza. Ahora, ¿cuál es la función de la montaña aquí? ¿No es su función filtrar el viento? ¿A qué reduce la montaña el viento feroz? (A una brisa). Ahora, en el entorno en que habitan los humanos, ¿la mayoría experimenta vientos feroces o brisas? (Brisas). ¿No fue este uno de los propósitos de Dios, una de Sus intenciones, al crear las montañas? ¿Cómo sería si las personas vivieran en un entorno en donde la arena volara de forma alocada en el viento, sin nada que la bloqueara o filtrara? ¿Podría ser que un territorio afectado por arena y piedras volando alrededor sería inhabitable? Las piedras podrían golpear a las personas y la arena podría cegarlas. El viento podría levantar a las personas del suelo o hacerlas volar por los aires. Las casas podrían ser destruidas y tendrían lugar toda clase de desastres. No obstante, ¿tiene valor la existencia del viento feroz? Dije que era malo, así que uno podría sentir que no tiene valor, pero ¿es así? ¿No tiene valor una vez que se ha convertido en una brisa? ¿Qué es lo que más necesitan las personas cuando el clima es húmedo o caluroso? Necesitan una brisa ligera que sople suavemente sobre ellas, para refrescar y aclarar sus mentes, para afinar su forma de pensar, para reparar y mejorar su estado mental. Ahora, por ejemplo, estáis todos sentados en una estancia con muchas personas y el aire está cargado, ¿qué es lo que más necesitáis? (Una brisa ligera). Ir a un lugar en el que el aire está turbio y sucio puede ralentizar el pensamiento de una persona, reducir su flujo sanguíneo y disminuir su claridad mental. Sin embargo, un poco de movimiento y circulación refrescan el aire, y las personas se sienten diferentes con aire fresco. Aunque el pequeño arroyo y el viento feroz pueden causar desastres, mientras la montaña esté ahí, convertirá ese peligro en una fuerza que beneficie a las personas. ¿No es así?

¿De qué habla el tercer pasaje de la historia? (La gran montaña y la ola inmensa). La gran montaña y la ola inmensa. Este pasaje transcurre en la costa del mar al pie de la montaña. Vemos la montaña, la espuma del océano y una ola inmensa. ¿Qué es la montaña para la ola en este caso? (Un protector y una barrera). Es tanto un protector como una barrera. Como protector, evita que el océano desaparezca de forma que las criaturas que viven en él puedan multiplicarse y desarrollarse. Como barrera, la montaña evita que las aguas del mar se desborden y provoquen un desastre, que hagan daño y destruyan los hogares de las personas. Así pues, podemos decir que la montaña es tanto una barrera como un protector.

Este es el significado de la interconexión entre la gran montaña y el pequeño arroyo, la gran montaña y el viento feroz y la gran montaña y la ola inmensa; este es el significado de que se fortalezcan e interactúen entre sí y de su coexistencia. La existencia de estas cosas, que Dios creó, se rige por una regla y una ley. ¿Qué actos de Dios habéis visto en esta historia? ¿Dios ha estado ignorando todas las cosas desde que las creó? ¿Creó Dios normas y diseñó las maneras en que funcionan todas las cosas solo para ignorarlas después? ¿Es eso lo que ocurrió? (No). ¿Qué pasó entonces? Dios sigue teniendo el control. Él controla el agua, el viento y las olas. No deja que corran desbocados ni que dañen o destruyan los hogares de las personas. Gracias a ello, las personas pueden seguir viviendo y multiplicándose y desarrollándose en la tierra. Esto significa que cuando Dios creó todas las cosas, Él ya había planificado las reglas para su existencia. Cuando Dios hizo cada cosa, se aseguró de que beneficiara a la humanidad, y tomó el control de ella de forma que no fuera problemática para la humanidad ni le causara desastres. Si no fuera por la gestión de Dios, ¿no fluirían las aguas por todas partes sin límite? ¿No soplaría el viento por todas partes sin límite? ¿Ellos obedecen reglas? Si Dios no los gestionara no estarían gobernados por ninguna regla, y el viento aullaría y las aguas fluirían por todas partes y causarían inundaciones. Si la ola hubiera sido más alta que la montaña, ¿podría existir el mar? No podría. Si la montaña no fuera tan alta como la ola, el mar no existiría y la montaña perdería su valor y su significado.

¿Veis la sabiduría de Dios dentro de estas dos historias? Dios creó todo lo que existe y es el soberano de todo lo que existe; Él lo gestiona todo y provee para todo eso y, dentro de todas las cosas, Él ve y analiza cada palabra y acción de todo lo que existe. También ve y analiza cada rincón de la vida humana. Por tanto, Dios conoce íntimamente cada detalle de todo lo que existe dentro de Su creación, desde la función de cada cosa, su naturaleza, y sus reglas para la supervivencia, hasta el significado de su vida y el valor de su existencia, todo eso conoce Dios en su totalidad. Dios creó todas las cosas; ¿pensáis que Él necesita estudiar las reglas que las gobiernan? ¿Necesita Dios estudiar acerca del conocimiento humano o la ciencia para aprender sobre ellas y entenderlas? (No). ¿Hay alguien en la humanidad que tenga los conocimientos y la erudición para entender todas las cosas como lo hace Dios? No lo hay, ¿verdad? ¿Hay algún astrónomo o biólogo que entienda realmente las reglas conforme a las cuales viven y crecen todas las cosas? ¿Pueden entender realmente el valor de la existencia de cada cosa? (No, no pueden). Esto es porque Dios creó todas las cosas, y por mucho y muy profundamente que la humanidad estudie este conocimiento, o por mucho tiempo que dedique a aprenderlo, nunca será capaz de explicar el misterio y el propósito de la creación de todas las cosas por parte de Dios. ¿No es así? Ahora, a partir de nuestra charla hasta aquí, ¿sentís que habéis obtenido un entendimiento parcial del verdadero significado de la frase: “Dios es la fuente de vida para todas las cosas”? (Sí). Sabía que cuando expusiese este tema —Dios es la fuente de vida para todas las cosas— muchas personas pensarían inmediatamente en otra frase: “Dios es la verdad y usa Su palabra para proveernos”, pero no pensarían en nada más allá de este nivel de sentido del tema. Algunos podrían sentir incluso que la provisión de Dios de la vida humana, de comida y bebida cada día y de cada necesidad cotidiana no cuenta como Su provisión para el hombre. ¿No hay algunas personas que se sienten así? Sin embargo, ¿no es obvia la intención de Dios en Su creación: permitir que la humanidad pueda existir y vivir normalmente? Dios mantiene el entorno en el que viven las personas y provee todas las cosas que la humanidad necesita para sobrevivir. Además, gestiona y gobierna soberano sobre todas las cosas. Todo esto permite a la humanidad vivir y desarrollarse y multiplicarse de forma normal; es de esta forma que Dios provee para toda la creación y para la humanidad. ¿No es verdad que las personas necesitan reconocer y entender estas cosas? Quizás algunos puedan decir: “Este tema es demasiado distante de nuestro conocimiento del verdadero Dios mismo, y no queremos conocerlo porque no vivimos solo de pan, sino por la palabra de Dios”. ¿Es esta idea correcta? (No). ¿Por qué es incorrecta? ¿Podéis tener un conocimiento completo de Dios si solo conocéis las cosas que Él ha dicho? Si solo aceptáis Su obra y Su juicio y castigo, ¿podéis tener un entendimiento completo de Dios? Si solo conocéis una pequeña parte del carácter de Dios, una pequeña parte de Su autoridad, ¿consideraríais que eso es suficiente para conseguir un entendimiento de Dios? (No). Las acciones de Dios empezaron con Su creación de todas las cosas y siguen hasta hoy; son evidentes todo el tiempo y en cada momento. Si uno cree que Dios existe solo porque ha escogido a un grupo de personas sobre las cuales hace Su obra y para salvarlas, y que nada más tiene nada que ver con Dios, ni Su autoridad, Su estatus ni Sus actos, ¿puede considerarse que uno conoce realmente a Dios? Las personas que tienen ese, así llamado, “conocimiento de Dios”, solo tienen un entendimiento unilateral, según el cual limitan Sus actos a un grupo de personas. ¿Es esto un verdadero conocimiento de Dios? ¿No están las personas con este tipo de conocimiento de Dios negando Su creación de todas las cosas y Su soberanía sobre ellas? Algunas personas no desean comprometerse con esto y, en cambio, piensan: “No he visto la soberanía de Dios sobre todas las cosas. La idea es muy lejana y no me interesa entenderla. Dios hace lo que quiere y no tiene nada que ver conmigo. Solo acepto Su liderazgo y Su palabra para que Él me salve y me haga perfecto. No me importa nada más. Las reglas que Dios hizo cuando creó todas las cosas o lo que hace para proveer para ellas y la humanidad no tienen nada que ver conmigo”. ¿Qué clase de discurso es este? ¿No es acaso un acto de rebeldía? ¿Hay alguno de vosotros que lo entienda así? Sé que, aunque no lo digáis, muchos de vosotros piensan de esta forma. Este tipo de persona, que sigue el libro a rajatabla, ve todo desde su propio punto de vista “espiritual”. Solo quiere limitar a Dios a la Biblia, a las palabras que Él ha hablado, al sentido literal de la palabra escrita. No desea conocer más a Dios y no quiere que Él divida Su atención haciendo otras cosas. Esta forma de pensar es infantil y también es excesivamente religiosa. ¿Pueden conocer a Dios las personas que tienen estos puntos de vista? Se les haría muy difícil conocer a Dios. Hoy he contado dos historias, cada una de ellas trataba un aspecto diferente. Podríais sentir, porque acabáis de entrar en contacto con ellas, que son profundas o un poco abstractas, difíciles de comprender y entender. Podría ser difícil conectarlas con las acciones de Dios y con Dios mismo. Sin embargo, todas las acciones de Dios y todo lo que ha hecho dentro de la creación y entre la humanidad debería ser conocido clara y precisamente por toda persona, por todo aquel que busque conocer a Dios. Este conocimiento te dará seguridad en tu creencia sobre la verdadera existencia de Dios. También te dará un conocimiento exacto de la sabiduría de Dios, de Su poder y de la manera en que provee para todas las cosas. Te permitirá concebir claramente la verdadera existencia de Dios y ver que esta no es ficticia, no es un mito, no es imprecisa, no es una teoría, y ciertamente no es alguna clase de consuelo espiritual, sino que existe realmente. Además, le permitirá a la gente saber que Dios siempre ha provisto para toda la creación y para la humanidad; Dios lo hace a Su manera y de acuerdo con Su propio ritmo. Por tanto, es gracias a que Dios creó todas las cosas y les dio reglas que cada una de ellas, según lo dispuesto por Él, puede desarrollar las tareas que se le asignaron, cumplir con sus responsabilidades y desempeñar su propio papel. Bajo Su designio, cada cosa tiene su propia utilidad al servicio de la humanidad y del espacio y entorno que esta habita. Si Dios no lo hubiera hecho así, y la humanidad no tuviera ese entorno para habitar, creer en Dios o seguirlo sería imposible para la humanidad; todo eso no sería más que palabrería vacía. ¿No es así?

Volvamos a echar un vistazo a la historia de la gran montaña y el pequeño arroyo. ¿Cuál es la función de la montaña? Las cosas vivas florecen sobre ella, de forma que hay un valor inherente a su existencia, y también bloquea el pequeño arroyo y evita así que este fluya por donde quiera y cause desastres a las personas. ¿No es así? La montaña existe con su propia forma de ser, lo que permite que múltiples cosas vivas florezcan sobre ella: los árboles y las hierbas y todas las demás plantas y los animales de la montaña. También dirige hacia dónde fluye el pequeño arroyo; la montaña reúne las aguas del arroyo y las guía de forma natural alrededor de su pie donde pueden fluir hasta el río y finalmente hasta el mar. Estas reglas no ocurrieron de manera natural, sino que fue Dios quien las dispuso especialmente en la época de la creación. En cuanto a la gran montaña y el viento feroz, la montaña, también, necesita el viento. Lo necesita para acariciar a las cosas vivas que allí habitan, y al mismo tiempo limitar la fuerza con la que sopla el viento feroz para que no lo haga en forma descontrolada. Esta norma contiene, en cierta manera, la obligación de la gran montaña. ¿Tomó forma por sí misma esta norma relativa a la obligación de la montaña? (No). Fue creada por Dios. La gran montaña tiene su obligación y el viento feroz también. Ahora, veamos a la gran montaña y la ola inmensa. Si la montaña no existiera, ¿encontraría el agua por sí misma una dirección en que fluir? (No). El agua causaría inundaciones. La montaña tiene su propio valor existencial como montaña, y el mar tiene su propio valor existencial como mar. Sin embargo, en circunstancias en las que pueden coexistir normalmente y no interfieren entre sí, también se restringen mutuamente; la gran montaña contiene al mar para que no cause inundaciones y protege así los hogares de las personas, y esto también permite que el mar nutra a los seres vivos que moran en él. ¿Este paisaje se formó por sí mismo? (No). Dios lo creó también. A partir de esta imagen vemos que, cuando Dios creó todas las cosas, predeterminó dónde estaría la montaña, hacia dónde fluiría el arroyo, desde qué dirección comenzaría a soplar el viento violento y hacia dónde iría y qué tan altas debían ser las olas inmensas. Todas estas cosas contienen las intenciones y el propósito de Dios: son hechos de Dios. Ahora, ¿podéis ver que los hechos de Dios están presentes en todas las cosas? (Sí).

¿Cuál es el propósito de conversar sobre estas cosas? ¿Es para hacer que las personas estudien las normas mediante las cuales Dios creó todas las cosas? ¿Es para estimular el interés en la astronomía y la geografía? (No). ¿Qué es entonces? Es para hacer que las personas entiendan los hechos de Dios. En las acciones de Dios, las personas pueden afirmar y verificar que Dios es la fuente de vida para todas las cosas. Si puedes entender esto, entonces podrás confirmar verdaderamente el lugar de Dios en tu corazón, y podrás confirmar que Dios es Dios mismo, el único, el Creador de los cielos, la tierra y todas las cosas. Por tanto, ¿es útil para tu entendimiento de Dios conocer las normas de todas las cosas y los hechos de Dios? (Sí). ¿Cuán útil es? Antes que nada, cuando hayas entendido los hechos de Dios, ¿podrías seguir interesado en la astronomía y la geografía? ¿Podrías seguir teniendo un corazón escéptico y dudar que Dios es el Creador de todas las cosas? (No). Cuando hayas confirmado que Dios es el Creador de todas las cosas y entendido algunas de las normas de Su creación, ¿creerás realmente en tu corazón que Dios provee para todas las cosas? (Sí). ¿“Proveer” aquí tiene un significado particular o su uso se refiere a una circunstancia específica? Que “Dios provee para todas las cosas” es una frase con un sentido y alcance muy amplios. Dios no solo provee a las personas en sus necesidades diarias de alimentos y bebida; Él provee a la humanidad todo lo que necesita, incluyendo todo lo que las personas pueden ver y también las cosas que no se pueden ver. Dios sostiene, gestiona y reina sobre este entorno vital que es esencial para la humanidad. Es decir, cualquiera que sea el entorno que la humanidad necesite en cada estación, Dios lo ha preparado. Dios también gestiona el tipo de aire y la temperatura para que sean adecuados para la supervivencia humana. Las normas que gobiernan estas cosas no se producen por sí solas o aleatoriamente; son el resultado de la soberanía de Dios y de Sus hechos. Dios mismo es la fuente de todas estas normas y la fuente de vida para todas las cosas. Lo creas o no, lo veas o no, lo entiendas o no, esta es una realidad establecida e irrefutable.

Sé que la inmensa mayoría de las personas solo tienen fe en las palabras y la obra de Dios que aparecen en la Biblia. Para una minoría, Dios ha revelado Sus hechos y les ha permitido ver los valores de Su existencia. También les ha permitido tener algo de comprensión sobre Su estatus y han confirmado el hecho de Su existencia. Sin embargo, para muchas más personas, el hecho de que Dios crease todas las cosas y de que Él gestione y provea para todas las cosas parece algo vago o inespecífico; esas personas incluso pueden mantener una actitud de duda. Este tipo de actitud provoca que crean constantemente que las leyes del mundo natural se formaron de manera espontánea, que los cambios, las transiciones y los fenómenos de la naturaleza y las propias leyes que la gobiernan surgieron de la naturaleza misma. La gente no concibe en su corazón cómo creó Dios todas las cosas y cómo reina sobre ellas; no puede comprender cómo Dios gestiona y provee para todas las cosas. Por las limitaciones de esta premisa, las personas no pueden creer que Dios creó, que reina y que provee para todas las cosas. Incluso los creyentes limitan su creencia a la Era de la Ley, la de la Gracia y la del Reino: creen que los hechos de Dios y sus provisiones para la humanidad son exclusivamente para Su pueblo escogido. Esto es lo que más detesto ver, y algo que produce mucho dolor, porque aunque la humanidad disfruta de todas las cosas que Dios brinda, niega todo lo que Él hace y todo lo que le da. Las personas solo creen que los cielos, la tierra y todas las cosas están gobernados por sus propias reglas y leyes naturales para sobrevivir y que no hay un gobernador que los gestione ni un soberano que provea para ellos y los guarde. Aunque creas en Dios, puedes no creer que todas estas cosas son Sus hechos; en verdad, esta es una de las cosas que con más frecuencia pasa por alto todo creyente en Dios, todo aquel que acepta Su palabra y todo aquel que sigue a Dios. Por tanto, tan pronto como empiezo a exponer algo que no tenga relación con la Biblia o la así llamada terminología espiritual, algunas personas se aburren o se cansan, o incluso se sienten incómodas. Sienten que Mis palabras parecen distanciarse de las personas y las cosas espirituales. Eso es terrible. Cuando se trata de conocer los hechos de Dios, aunque no mencionemos la astronomía, ni estudiemos geografía o biología, de todas formas debemos comprender la soberanía de Dios sobre todas las cosas, debemos conocer acerca de Su provisión para todas ellas y que Él es la fuente de todas las cosas. Esta es una lección necesaria que debe estudiarse. ¡Creo que habéis comprendido Mis palabras!

Extracto de ‘Dios mismo, el único VII’ en “La Palabra manifestada en carne”

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