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Acerca de la práctica de la oración

No le dais importancia a la oración en vuestra vida diaria. El hombre descuida el tema de la oración. Las oraciones solían ser superficiales, el hombre simplemente las hacía mecánicamente. Ningún hombre ha ofrecido nunca completamente su corazón ante Dios ni se ha comprometido en la verdadera oración con Dios. El hombre oraba a Dios solo cuando surgían problemas. Durante todo este tiempo, ¿alguna vez has orado verdaderamente a Dios? ¿Alguna vez has derramado lágrimas de dolor delante de Él? ¿Alguna vez has llegado a conocerte delante de Dios? ¿Alguna vez has tenido una oración íntima con Él? La oración se logra por la práctica. Si por lo general no oras en casa, entonces no vas a tener manera de orar en la iglesia, y si por lo general no oras en las pequeñas reuniones, entonces no vas a ser capaz de orar en las grandes. Si normalmente no te acercas a Dios ni meditas Sus palabras, entonces no vas a tener nada que decir cuando sea momento de orar, e incluso si oras, solo será de boquilla; no será una oración verdadera.

¿Qué es la verdadera oración? Es decirle a Dios lo que hay en tu corazón, tener comunión con Él al comprender Su voluntad, comunicarte con Dios a través de Sus palabras, sentirte especialmente cerca de Dios, sentir que Él está delante de ti y creer que tienes algo que decirle. Sientes que tu corazón está lleno de luz y lo encantador que es Dios. Te sientes especialmente inspirado y escucharte les da satisfacción a tus hermanos y hermanas. Sentirán que las palabras que dices son las que están dentro de sus corazones, las que ellos desean pronunciar, como si tus palabras sustituyeran a las suyas. Esta es la verdadera oración. Después de que hayas orado verdaderamente, tu corazón estará en paz y conocerá la satisfacción. La fuerza para amar a Dios puede surgir y sentirás que no hay nada con más valor o significado en la vida que amar a Dios. Todo esto prueba que tus oraciones han sido efectivas. ¿Alguna vez has orado de esta manera?

¿Y qué hay en cuanto al contenido de la oración? Tu oración debería proceder, paso a paso, de acuerdo al verdadero estado de tu corazón y la obra del Espíritu Santo; llegas a tener comunión con Dios de acuerdo con Su voluntad y con lo que Él exige al hombre. Cuando comiences la práctica de la oración, primero entrégale tu corazón a Dios. No intentes entender la voluntad de Dios; solo trata de decirle a Dios las palabras que están dentro de tu corazón. Cuando te presentes delante de Dios, habla de la siguiente manera: “¡Oh, Dios! Hoy me acabo de dar cuenta de que solía desobedecerte. Soy realmente corrupto y despreciable. Solo he malgastado mi vida. A partir de hoy, voy a vivir para Ti, voy a vivir una vida que tenga sentido y voy a satisfacer Tu voluntad. Que Tu Espíritu siempre obre en mí, y que siempre me ilumine y esclarezca. Permíteme dar un testimonio fuerte y rotundo delante de Ti. Permite que Satanás vea Tu gloria, Tu testimonio y la prueba de Tu triunfo manifestada en nosotros”. Cuando ores de esta manera, tu corazón será completamente liberado. Después de haber orado así, tu corazón estará más cerca de Dios, y si puedes orar de esta manera con frecuencia, el Espíritu Santo inevitablemente obrará en ti. Si siempre clamas a Dios así, y tomas tu determinación delante de Él, llegará el día en que tu determinación sea aceptable delante de Dios, cuando Él gane tu corazón y todo tu ser, y finalmente Dios te haga perfecto. La oración es de suma importancia para vosotros. Cuando oras y recibes la obra del Espíritu Santo, Dios conmueve tu corazón y surge la fuerza para amar a Dios. Si no oras con el corazón, si no abres tu corazón para tener comunión con Dios, entonces Dios no va a tener forma de obrar en ti. Si, habiendo orado y dicho las palabras de tu corazón el Espíritu de Dios no ha empezado Su obra y no has recibido inspiración, entonces esto demuestra que tu corazón carece de sinceridad, que tus palabras no son ciertas y que siguen siendo impuras. Si, habiendo orado, tienes un sentido de satisfacción, entonces tus oraciones han sido aceptables para Dios y el Espíritu de Dios está obrando en ti. Como alguien que sirve delante de Dios, no puedes estar sin orar. Si verdaderamente ves la comunión con Dios como algo significativo y valioso, ¿podrías entonces abandonar la oración? Nadie puede estar sin comunión con Dios. Sin la oración, vives en la carne, en la esclavitud de Satanás; sin la oración verdadera, vives bajo la influencia de la oscuridad. Espero que vosotros, hermanos y hermanas, podáis dedicaros a la oración sincera sin faltar un solo día. No se trata de cumplir las normas, sino de conseguir cierto resultado. ¿Estáis dispuestos a renunciar a un poco de sueño y disfrute para levantaros pronto para las oraciones matutinas y disfrutar las palabras de Dios? Si oras con un corazón puro y comes y bebes las palabras de Dios de esta manera, a Él le resultarás más aceptable. Si todas las mañanas haces esto, si todos los días practicas dándole tu corazón a Dios, comunicándote y comprometiéndote con Él, entonces tu conocimiento de Él seguramente aumentará y estarás mejor capacitado para captar la voluntad de Dios. Dices: “¡Oh, Dios! Estoy dispuesto a cumplir mi deber. Solo soy capaz de consagrar todo mi ser a Ti con el fin de que Tú obtengas gloria de nosotros, y de que puedas disfrutar del testimonio de este grupo de personas. Te suplico que obres en nosotros para que yo pueda ser capaz de amarte y satisfacerte verdaderamente y buscarte como mi meta”. Cuando tengas esta carga, con toda seguridad Dios te perfeccionará. No deberías orar solo por tu bien sino también para hacer la voluntad de Dios y amarlo a Él. Esta es la clase de oración más verdadera. ¿Eres alguien que ora por hacer la voluntad de Dios?

En el pasado, no sabíais cómo orar y pasabais por alto el tema de la oración. Ahora debéis hacer todo lo que podáis por formaros para orar. Si no puedes reunir las fuerzas dentro de ti para amar a Dios, entonces ¿cómo oras? Dices: “¡Oh, Dios! Mi corazón es incapaz de amarte verdaderamente. Quiero amarte, pero me falta fuerza. ¿Qué debo hacer? Abre mis ojos espirituales, y que Tu Espíritu conmueva mi corazón. Haz que, cuando venga ante Ti, me deshaga de todo lo que es negativo, que deje de estar limitado por cualquier persona, cuestión o cosa y que ponga al descubierto completamente mi corazón delante de Ti y haz que pueda ofrecer todo mi ser delante de Ti. Como sea que me pruebes, estoy listo. Ahora bien, no les presto ninguna atención a mis perspectivas de futuro ni estoy bajo el yugo de la muerte. Con un corazón que te ama, deseo buscar el camino de la vida. Todas las cosas, todo está en Tus manos; mi destino y mi propia vida están en Tus manos. Ahora, busco amarte e, independientemente de si me dejas amarte, de cómo interfiera Satanás, estoy decidido a amarte”. Cuando te encuentras con este problema, ora de esta manera. Si lo haces así todos los días, la fuerza para amar a Dios crecerá poco a poco.

¿Cómo se puede entrar en la oración verdadera?

Cuando oras, debes tener un corazón tranquilo ante Dios y debes tener un corazón sincero. Estás realmente teniendo comunión y orando con Dios; no debes intentar adular a Dios con palabras elegantes. La oración se debe centrar en torno a aquello que Dios quiere conseguir ahora mismo. Pídele a Dios que te conceda mayor iluminación y esclarecimiento, lleva tu estado actual y tus problemas delante de Su presencia cuando ores, incluyendo la resolución que tomaste ante Dios. Orar no es seguir un procedimiento sino buscar a Dios con un corazón sincero. Pide que Dios proteja tu corazón, para que tu corazón esté tranquilo ante Él con frecuencia; para que en el ambiente en el que te ha puesto, te conozcas, te desprecies y te abandones, permitiéndote así tener una relación normal con Dios y convirtiéndote verdaderamente en alguien que ama a Dios.

¿Cuál es el significado de la oración?

La oración es una de las formas en las que el hombre coopera con Él, es un modo por medio del cual el hombre invoca a Dios y es el proceso por el cual el Espíritu de Dios conmueve al hombre. Se puede decir que los que están sin oración son muertos que carecen de espíritu, lo que prueba que les falta la facultad para que Dios los conmueva. Sin la oración, sería imposible llevar una vida espiritual normal, mucho menos seguir el ritmo de la obra del Espíritu Santo. Estar sin la oración es romper la relación con Dios y sería imposible recibir el elogio de Dios. Como creyente en Dios, mientras más ores, más te conmueve Dios, más estás lleno de determinación y mejor se puede recibir nuevo esclarecimiento de Dios. Como resultado, este tipo de persona puede ser perfeccionada de manera muy rápida por el Espíritu Santo.

¿Cuál es el efecto que pretende lograr la oración?

Las personas pueden llevar a cabo la práctica de la oración y comprender su significado, pero que la oración sea eficaz no es nada sencillo. No se trata solo de hacer las cosas por inercia, seguir procedimientos o recitar las palabras de Dios. Es decir, orar no es repetir ciertas palabras como un loro ni es imitar a los demás. En la oración, se debe llegar a un estado en que se le entregue el corazón a Dios, en el que este se abra de par en par para que Dios lo conmueva. Si la oración ha de ser efectiva, entonces se debe basar en la lectura de las palabras de Dios. Solo al orar desde dentro de las palabras de Dios se puede recibir mayor esclarecimiento e iluminación. Las manifestaciones de una oración verdadera son: tener un corazón que anhela todo lo que Dios pide y además un deseo de cumplir lo que Él exige; detestar lo que Dios odia y sobre esta base ganar cierto entendimiento de ello y tener cierto conocimiento y claridad sobre las verdades que Dios explica. Donde hay determinación, fe, y una senda de práctica después de la oración, solo entonces se puede llamar verdadera oración y solo este tipo de oración puede ser efectiva. Sin embargo, la oración se debe construir sobre el disfrute de las palabras de Dios, debe establecerse sobre la base de la comunión con Dios en Sus palabras, y el corazón debe poder buscar a Dios y calmarse ante Él. Ese tipo de oración ya ha entrado en la etapa de la comunión verdadera con Dios.

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El conocimiento más básico acerca de la oración:

1. No digas a ciegas lo que te venga a la mente. En tu corazón debe haber una carga; es decir, debes tener un objetivo cuando ores.

2. La oración debe contener las palabras de Dios; debe basarse en Sus palabras.

3. Cuando ores, no debes reincidir en temas obsoletos. Tus oraciones deben estar relacionadas con las palabras actuales de Dios y, al orar, cuéntale a Dios tus pensamientos más íntimos.

4. La oración grupal se debe centrar alrededor de un núcleo, que es necesariamente la obra presente del Espíritu Santo.

5. Todas las personas deben aprender las oraciones de intercesión. Esta es una manifestación del cuidado que se tiene de la voluntad de Dios.

La vida de oración de cada individuo se basa en entender el significado de la oración y en el conocimiento básico de la oración. En la vida diaria, ora con frecuencia por tus propios defectos, ora para lograr un cambio en tu carácter en la vida y ora sobre la base de tu conocimiento de las palabras de Dios. Cada persona debe establecer su propia vida de oración, debe orar por conocer las palabras de Dios y debe orar para buscar conocimiento de la obra de Dios. Expón tus circunstancias presentes delante de Dios y sé honesto sin preocuparte de la manera en la que oras, la clave es lograr conocimiento verdadero y experiencia real de las palabras de Dios. Una persona que busque la entrada a la vida espiritual debe ser capaz de orar de muchas maneras diferentes. Orar en silencio, meditar sobre las palabras de Dios, llegar a conocer Su obra, son todos ejemplos de la decidida obra de comunicación espiritual con el fin de conseguir la entrada en la vida espiritual normal, que mejora el estado propio ante Dios y obliga a avanzar aún más en la vida. En resumen, todo lo que hagas —ya sea comer y beber las palabras de Dios u orar en silencio o proclamar en voz alta— tiene el fin de permitirte ver claramente las palabras de Dios, Su obra y aquello que Él desea lograr en ti. Lo que es más importante, todo lo que haces es para alcanzar los estándares que Dios exige y llevar tu vida al siguiente nivel. Lo mínimo que Dios exige del hombre es que le pueda abrir su corazón a Él. Si el hombre le da a Dios su corazón sincero y le dice lo que realmente hay dentro de este, entonces Dios estará dispuesto a obrar en él. Lo que Dios quiere no es el corazón retorcido del hombre, sino un corazón puro y honesto. Si el hombre no le habla a Dios de corazón, entonces Dios no se lo conmueve ni obra dentro de él. Por lo tanto, lo más crucial de la oración es hablarle a Dios de corazón, contarle tus defectos o tu carácter rebelde y abrirte completamente a Él; solo entonces Dios estará interesado en tus oraciones, de lo contrario, Él te ocultará Su rostro. El criterio mínimo para la oración es que puedas mantener tu corazón en calma ante Dios y que no se aparte de Él. Tal vez, durante esta fase, no obtienes una visión más nueva o alta, pero debes usar la oración para mantener las cosas como están; no puedes retroceder. Esto es lo mínimo que debes alcanzar. Si no puedes lograr ni siquiera esto, entonces es la prueba de que tu vida espiritual no está en el camino correcto. Como resultado, no podrás aferrarte a la visión original que tenías, perderás la fe en Dios y por consiguiente tu determinación desaparecerá. Uno de los indicios de si has entrado o no en la vida espiritual es ver si tus oraciones están en el camino correcto. Todas las personas deben entrar en esta realidad; todas deben hacer la obra de formarse de manera consciente en la oración, no esperando con pasividad, sino buscando conscientemente que el Espíritu Santo las conmueva. Solo entonces serán personas que efectivamente buscan a Dios.

Cuando comiences a orar, no intentes hacer demasiado ni esperes conseguirlo todo de una vez. No puedes hacer demandas extravagantes esperando que en cuanto abras la boca el Espíritu Santo te conmoverá, o que recibirás esclarecimiento e iluminación, o que Dios te concederá mucha gracia. Eso no sucederá; Dios no hace cosas sobrenaturales. Dios contesta las oraciones de las personas a Su propio ritmo, y a veces prueba tu fe para ver si eres leal ante Él. Cuando oras, debes tener fe, perseverancia y determinación. Cuando comienzan a formarse, la mayoría de las personas se desaniman porque no son conmovidas por el Espíritu Santo. ¡Esto no puede ser! Debes ser persistente, te debes enfocar en sentir el que el Espíritu Santo te conmueva y en buscar y explorar. A veces, la senda de tu práctica no es correcta y, a veces, tus motivos personales y nociones no pueden permanecer firmes ante Dios y por eso el Espíritu de Dios no te conmueve. Otras veces, Dios se fija en si eres leal o no. En resumen, en la formación debes pagar un precio más alto. Si descubres que te estás desviando en tu senda de práctica, puedes cambiar la forma en la que oras. Mientras busques con un corazón sincero y anheles recibir, entonces el Espíritu Santo con toda seguridad te llevará a esta realidad. A veces oras con un corazón sincero, pero no sientes que hayas sido conmovido de manera especial. En momentos como estos, debes confiar en la fe y en que Dios observe tus oraciones; debes perseverar en ellas.

Sé una persona honesta; ora a Dios para deshacerte del engaño que hay en tu corazón. Purifícate a través de la oración en todo momento, sé conmovido por el Espíritu santo a través de la oración y tu carácter cambiará gradualmente. La verdadera vida espiritual es una vida de oración; es una vida que el Espíritu Santo conmueve. El proceso de ser conmovido por el Espíritu Santo es el proceso de cambiar el carácter del hombre. Una vida que no es conmovida por el Espíritu Santo no es una vida espiritual, sino solamente una vida de ritual religioso. Solo aquellos a quienes el Espíritu Santo conmueve con frecuencia, y a los que el Espíritu Santo ha esclarecido e iluminado, han entrado en la vida espiritual. El carácter del hombre cambia constantemente conforme ora. Cuanto más lo conmueve el Espíritu de Dios, más proactivo y obediente es. Así, también, su corazón será purificado poco a poco y su carácter cambiará gradualmente. Ese es el efecto de la verdadera oración.

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