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El entorno básico para la vida que Dios crea para la humanidad: El aire

Primero, Dios creó el aire para que el hombre pudiera respirar. El aire es una sustancia con la cual los humanos pueden tener contacto diario y es una cosa de la que dependen en todo momento, incluso cuando duermen. El aire que Dios creó es sumamente importante para la humanidad: es esencial para cada una de sus respiraciones y para la vida misma. Esta esencia, que solo puede sentirse, pero no verse, fue el primer regalo de Dios para todas las cosas de Su creación. Pero después de crear el aire, ¿acaso Dios se detuvo y consideró que Su obra había terminado? ¿O consideró qué tan denso sería el aire? ¿Consideró qué contendría el aire? (Sí). ¿Qué estaba pensando Dios cuando hizo el aire? ¿Por qué lo hizo, y cuál fue Su razonamiento? Los seres humanos necesitan aire, necesitan respirar. En primer lugar, la densidad del aire debería ser adecuada para los pulmones humanos. ¿Conoce alguien la densidad del aire? De hecho, no es particularmente necesario que las personas conozcan la respuesta a esta pregunta en términos de números o datos, y, de hecho, es realmente innecesario conocer la respuesta; es perfectamente adecuado tener solamente una idea general. Dios hizo el aire con una densidad que fuera la más apropiada para que los pulmones humanos respiraran. Es decir, Él hizo el aire para que entrara fácilmente al cuerpo humano a través de su respiración y para que no dañara al cuerpo cuando respirara. Estas fueron las consideraciones de Dios cuando creó el aire. A continuación, hablaremos de lo que contiene el aire. Su contenido no es venenoso para los humanos y no dañará los pulmones ni ninguna parte del cuerpo. Dios tuvo que considerar todo esto. Tuvo que tomar en consideración que el aire que respiran los seres humanos debía entrar y salir del cuerpo suavemente y que, después de ser inhalado, la naturaleza y cantidad de sustancias contenidas en el aire debían ser tales que tanto la sangre como el aire residual en los pulmones y el cuerpo en su conjunto, se metabolizaran apropiadamente. Además, tuvo que considerar que el aire no debía contener ninguna sustancia venenosa. Mi objetivo al hablaros de estos dos estándares para el aire no es proporcionaros un tipo particular de conocimiento, sino mostraros que Dios creó cada cosa dentro de Su creación de acuerdo con Sus propias consideraciones, y todo lo que creó es lo mejor que podía ser. Además, en cuanto a la cantidad de polvo en el aire y la cantidad de polvo, arena y lodo en la tierra, así como la cantidad de polvo que cae a la tierra desde el cielo; Dios también tiene Sus maneras de gestionar estas cosas, formas de eliminarlas o hacer que se desintegren. Aunque existe una cierta cantidad de polvo, Dios hizo que esta no dañara el cuerpo del hombre ni pusiera en peligro su respiración e hizo que las partículas de polvo tuvieran un tamaño que no fuera perjudicial para el cuerpo. ¿Acaso no fue un misterio la creación del aire por parte de Dios? ¿Fue algo sencillo, como soltar un soplo de aire de Su boca? (No). Incluso cuando creó las cosas más sencillas, el misterio de Dios, el funcionamiento de Su mente, Su forma de pensar y Su sabiduría fueron evidentes. ¿Acaso no es Dios práctico? (Sí, lo es). Esto significa que, incluso en la creación de las cosas sencillas, Dios estaba pensando en la humanidad. En primer lugar, el aire que los seres humanos respiran está limpio y su contenido es apropiado para que los humanos lo respiren; no es tóxico y no provoca daño a los humanos; de igual modo, la densidad del aire es apropiada para la respiración humana. Este aire, que los humanos inhalan y exhalan constantemente, es esencial para el cuerpo humano, para la carne humana. Por eso los humanos pueden respirar libremente, sin limitación ni preocupación. De esta manera, pueden respirar con normalidad. El aire es lo que Dios creó en el principio y es indispensable para la respiración humana.

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